Los códigos de amor en el siglo XIX

9 de agosto de 2024

En la Ciudad de México se encontraba una imprenta que editaba cuadernillos dedicados a proveer diversos consejos a los enamorados de la época

Sofía Irene Velarde Cruz, Maestra en Filosofía de la Cultura

Por: Sofía Irene Velarde Cruz

Morelia, Michoacán, a 09 de agosto 2024.- Durante las últimas décadas del siglo XIX la imprenta de Antonio Vanegas Arroyo ubicada en la Ciudad de México editó una gran variedad de cuadernillos que incidieron sobre muy diversos temas. Entre ellos se encuentra una colección de los mismos, dedicados a proveer diversos consejos a los enamorados de la época y que contenían poemas que podían ser recitados por los pretendientes de una dama, recomendaciones sobre la forma de conquistar al sexo femenino y la manera en la éste debía de conducirse con el afán de responder a sus pretensores.

            Uno de estos pequeños y sencillos cuadernillos se tituló El Secretario de los Amantes. El impreso contiene el significado de los colores de acuerdo con los sentimientos y virtudes, indicando por ejemplo, que el color blanco simbolizaba la inocencia y el candor, el violeta amistad y, el azul de Prusia la ciencia. El lenguaje de las flores se encontraba también explicado en la publicación, refiriendo que la anémona de color rosa indicaba buen carácter, el clavel camelia doble hacía alusión al amor sincero y la dalia morada quería decir: ten piedad de mí.

            Un aspecto central del cuadernillo lo fueron los temas que guiaban a los pretensores o a las parejas decimonónicas para comunicarse a través del pañuelo, los guantes, el sombrero y el abanico, en tanto que una señal otorgada por el caballero o la dama, con éstos elementos podía indicar múltiples sentimientos o intenciones. Por ejemplo, cuando un miembro del sexo femenino ponía el pañuelo entre sus labios indicaba: deseo conocerlo a usted; si por el contrario enrollaba el pañuelo en su dedo anular emitía el mensaje: soy casada.

            Por lo que a los guantes respecta, el dejarlos caer manifestaba: te amo; dar vuelta a los guantes alrededor de los dedos: nos espían, mientras que doblar los guantes con esmero significaba: deseo estar a tu lado. Los caballeros a su vez podían manifestar diversos códigos amorosos a través del sombrero, ya que, si lo echaban sobre la oreja derecha, advertían a la dama: tu papá se acerca, si lo mantenían en su mano derecha manifestaban el encontrarse tristes y si era sostenido con ambas manos indicaba: me has hecho esperar mucho.

            Las damas podían enviar un buen número de señales a través de las posiciones y movimientos de su abanico, puesto que, si abrían el mismo a medias con la mano izquierda, respondían al gesto del caballero con un: lo pensaré; en tanto que si era abierto y se recargaba en las rodillas indicaba a su pretendiente: me es, Ud. Indiferente.  

            Al igual que ocurrió con varios de los cuadernillos publicados por la imprenta Vanegas Arroyo, al parecer, el impreso fue retomado de una publicación española más extensa, que justamente llevó el título de Novísimo Secretario de los Amantes o El Correo del Amor, de la autoría de Argimiro Blay, el cual se anunciaba en un periódico español en el año de 1883 y que posterior a esta fecha tuvo incontables reediciones.

            El cuadernillo publicado en México por Antonio Vanegas Arroyo fue también merecedor de varias ediciones, ya que una de sus portadas fue realizada por el grabador Manuel Manilla, sin embargo, existe un grabado posterior que firmó José Guadalupe Posada y que sirvió a su vez como otra de las portadas del Secretario de los Amantes.

 

Para mayor información véase: Sofía Irene Velarde Cruz, México en el arte gráfico de Manuel Manilla 1850-1895, Morelia, FAH, 2011