El Viernes de Dolores, una tradición ancestral

23 de marzo de 2024

Una tradición que se remonta a la época colonial en México, que recuerda los sufrimientos de la Virgen María

Viernes de Dolores' o también conocido como Viernes de Concilio

Por Sofía Irene Velarde Cruz

El viernes previo al Domingo de Ramos se celebra el denominado Viernes de Dolores que recuerda los sufrimientos de la Virgen María y cuya tradición se remonta a la época colonial en México. De esta manera, diversos particulares instalaban en sus moradas un altar de Dolores con el objeto de rendir un homenaje a esta singular advocación mariana.

En El Libro de mis Recuerdos escrito por Antonio García Cubas en el siglo XIX, el autor refiere que el altar era armado sobre una mesa recargada en una pared en la cual se formaban diversos niveles con cajones y cofres de diversos tamaños colocados de mayor a menor formando una serie de gradas; una cortina era clavada en la pared convirtiéndola en un pabellón –tal como se sigue haciendo en la actualidad-  Al centro y en el nivel más alto se coloca una pintura o una escultura de bulto de la Virgen de los Dolores.

De manera posterior –recuerda García Cubas- los miembros de la familia reunían una gran cantidad de elementos para conformar el altar, entre los que sobresalían naranjas doradas, banderitas con popotes y hojillas de plata y oro volador. Se elaboraban aguas de diversos colores que se vertían en grandes botellones y vasos de cristal que se colocaban así mismo en el altar. Los procedimientos para dar color a cada una de las aguas variaban según la calidad y recursos de las familias y entre las substancias que se utilizaban se encontraban las siguientes: “para las coloradas, los pétalos de la amapola; para las tornasoladas, los mismos con una piedrecita de alumbre; para las moradas, la grana o cochinilla que se transformaban en rojas por medio del mismo alumbre y para las carmesíes, el palo de Campeche.  

A los lados del altar se colocaban macetas con las mejores plantas y al pie se formaba un tapete con salvado extendido en el que se realizaban complejos diseños con pétalos de flores, polvo de café y algunos otros elementos. Las naranjas y los sembrados sobrantes se colocaban en los bordes de las macetas grandes, en los del tapete y en cuantos huecos habían quedado libres en el altar.