Por Sofía Irene Velarde Cruz El 27 de febrero se inauguró en la Ciudad de México en el centro cultural Casa Nuestra –antigua sede del senado- la exposición Templanza compuesta por once esculturas realizadas con la técnica de bronce a la cera perdida por el artista michoacano Rumsz Lec. La curaduría de la exposición estuvo a cargo José Roberto Morales Ochoa. El proyecto fue promovido por la Comisión de Cultura del Senado de la República y la senadora por Michoacán Blanca Piña. La exposición permanecerá abierta al público en Casa Nuestra hasta el 08 de marzo para itinerar posteriormente en algunos otros espacios culturales de Ciudad de México. Sobre las obras expuestas, en la cédula curatorial de la autoría de Sofía Velarde podemos leer: Templanza es el título de la exposición de Rumsz Lec, en la que el artista presenta once obras elaboradas con la técnica de bronce a la cera perdida. El título refiere una de las consideraciones esenciales que podemos observar en cada una de las piezas expuestas y en las que prevalece la representación del cuerpo humano mismo que ha sido modelado con excelsa maestría por Lec, en tanto que en cada una de las figuras podemos apreciar –entre otros rasgos- la musculatura y el sistema óseo con un revelado realismo mismo que se conjunta con el dramatismo que el artista ha impreso en la gesticulación de las mismas remitiéndonos a su expresión y emotividad. A través de un sentido espiritual, el artista rescata y revela diversos elementos icónicos que develan el misticismo milenario que diversas culturas de la humanidad mantienen hacia la naturaleza, la cual se conjuga en múltiples ocasiones como parte esencial del cuerpo humano en las obras del autor. Es así como podemos observar un torso que emerge de una media luna, en tanto que sus cabellos se muestran cual ramas de un árbol o bien las piernas de un personaje masculino representadas como troncos que se afianzan tenazmente a una sólida superficie. La cultura clásica se encuentra representada en una de las piezas de la exposición a través de la escultura de un centauro, figura mítica representada con torso humano y una grupa de caballo. En todos los casos, en los rostros de los personajes destaca su avanzada edad reflejando la fuerza y la sabiduría obtenida a través de los años y las vivencias. El color dorado en las esculturas de Rumsz Lec, -el cual a pesar de ser procedente del mismo material- resulta así mismo simbólico dentro del espectro místico de las obras, puesto que a lo largo de la historia se le ha relacionado con la divinidad, la permanencia, el honor, el valor y la sabiduría. Con toda seguridad el espectador encontrará en cada pieza una exquisita experiencia estética, provocadora y evocadora de lo que el artista considera como: “expresar el sentir universal del ser, a través del cuerpo humano”.