Por Sergio Torres Delgado 2/2 partes Morelia, Mich., 30 de mayo de 2022.- La Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCyA) en la entidad tiene un rezago de casi 20 mil expedientes, los cuales será complicado resolver en el plazo de tres años, antes de que desaparezca, sobre todo si se le abandona y se comete el error de empezar a desmantelarla. Reducir personal y apoyo a las Juntas Locales, se condenará a muchas y muchos trabajadores a no alcanzar la justicia por la que pelean en el marco del viejo modelo, advierte el especialista en derecho laboral Sergio Carmelo Domínguez Mota, quien alerta que todavía hay resistencias de algunos sindicatos ante el nuevo sistema de justicia laboral y que el aterrizaje de modelo reciente no se puede dar por sentado, ante lo visto en la experiencia vivida en Oaxaca. Asimismo, considera que, bien llevado, el nuevo modelo no solo garantizará la justicia laboral a las y los trabajadores en lo particular, sino que incidirá en la reducción de los estallamientos de huelga, lo que no significa que habrá de desaparecer. Domínguez Mota es delegado presidente de la Academia Mexicana del Derecho del Trabajo y Previsión Social en Michoacán, miembro de número de la Academia Mexicana de Derecho de la Seguridad Social, catedrático y miembro de número de la Asociación Iberoamericana de Juristas de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social, entre otras cosas. El entrevistado también destaca que la reforma laboral asegura la desaparición de los liderazgos permanentes y empodera a las mujeres mediante la representación paritaria al frente de las organizaciones sindicales. PI.- Si el nuevo modelo de justicia laboral se cumple a cabalidad, ¿nos llevaría a un cambio muy radical? Entrevistado.- El problema en realidad es cómo lo vamos a aterrizar. Tenemos experiencias muy interesantes, como la del Estado de México, que creo que es el referente principal a nivel nacional de cómo se ha venido implementando el sistema de justicia laboral, donde se tiene un éxito, porque solamente el 10% de los conflictos llega a los juzgados. Los demás se resuelven en los Centros Locales de Conciliación, pero también tenemos referentes bastante dolorosos o negativos como es Oaxaca. A un año de implementación del sistema de justicia laboral los juzgados ya están saturados. Estamos volviendo a esquemas donde las audiencias son bastante retardadas. PI.- Lo que pasaba en las Juntas ¿no? Entrevistado.- Lo que pasaba en las Juntas. En Michoacán, ahora que la JLCyA deje de recibir asuntos en trámite el mes de octubre, todavía seguirá funcionando durante muchos años porque tiene un rezago de cerca de 20 mil expedientes. Tendría que estar resolviendo al 100%, a través de convenios, sentencias, cerca de 20 o 25 asuntos diarios, lo cual parece un poco complicado, pensando en la visión de desaparecerlas en tres años. En realidad tendría que trabajar entre cinco y diez años para que pueda terminar los asuntos pendientes. Sin embargo, ahora parecerá que habrá justiciables de primera y de segunda. Los de primera serían aquellos que estén ahora en el nuevo sistema de justicia laboral, pero ¿qué pasa con todos los trabajadores que están esperando justicia desde hace diez años? Si no invertimos dinero para modernizar las JLCyA, si no las apoyamos con el suficiente presupuesto, seguirán siendo solamente órganos en los cuales no habrá justicia. Con justiciables de segunda. Se requiere presupuesto. Si cometemos el error de empezar a desmantelarlas, reducir personal y apoyo a las Juntas, entonces habrá trabajadores que habrán quedado con la esperanza de haber obtenido justicia. Incluso con trabajadores que terminen su vida esperando laudos después de diez, quince o hasta veinte años. Eso sigue siendo algo muy lastimoso. PI.- ¿Se tiene todo, gente capacitada para el nuevo sistema de justicia laboral? Entrevistado.- Desde la promulgación de la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT), el primero de mayo de 2019, incluso desde la promulgación de la reforma constitucional del 24 de febrero de 2017, el Poder Judicial de la Federación, a través de órganos encargados ex profeso para esto, ha hecho todo un esfuerzo para capacitar personal, crear infraestructura. El Poder Judicial de la Federación realmente está preparado para poder llevar la implementación de la justicia federal. En el caso de Michoacán, debemos reconocer, en el caso del Poder Judicial del Estado, también está llevando a cabo desde hace dos años o tres la preparación de jueces especializados en materia de trabajo, secretarios instructores y personal. Creo que el reto es la conformación del Centro Local de Conciliación y la selección del personal adecuado para este fin, que es donde tal vez tenemos un poco de retraso, pero que también entiendo que el Consejo de la Judicatura del Estado con el Poder Ejecutivo están haciendo un esfuerzo importante para tener todo listo el 03 de octubre del presente año. El reto es la cuestión presupuestal, que sigue siendo el talón de Aquiles. PI.- ¿La reforma laboral abarca también a los trabajadores del sector público? Entrevista.- La reforma laboral solamente abarca a los trabajadores del Apartado A, es decir, a los jornaleros, campesinos, trabadores que tienen una relación de trabajo en términos de la LFT. Sin embargo, sigue estando pendiente la gran reforma para los trabajadores del Apartado B, los trabajadores de los Poderes de la Unión, los Estados y los Municipios, que permita llevarles justicia pronta y expedita. Ellos siguen modelos antiguos. Las instancias que imparten la justicia están centralizadas en la Ciudad de México y los justiciables tienen que trasladarse con todo lo que implica. Eso mismo se replica en los estados con los trabajadores, tal vez no de las entidades, pero sí de los municipios. Es un modelo arcaico, donde se tiene un gran pendiente urgente, porque todavía a muchos se les niegan derechos básicos como la libre sindicación, la negociación colectiva plena, porque incluso tampoco tienen derecho a una huelga plena, por lo que habrá que buscar mecanismos de solución de conflictos para ellos. PI.- ¿Se reducirán los estallamientos de huelga con el nuevo sistema de justicia laboral? Entrevistado.- Si bien es cierto que va dirigida a los trabajadores en lo particular, también tiene aspectos importantes en la cuestión colectiva, tanto en la libre sindicación, libertad sindical, negociación colectiva y, por tanto, de la huelga. Si bien es cierto que aparentemente no hay grandes cambios en lo relativo al tema de las huelgas, porque el procedimiento se conserva, lo cierto es que sí se trata de una reforma bastante importante en cuestión de libertad sindical. Es decir, garantizar la libre conformación de sindicatos, la libre y democrática elección de los miembros de la mesa directiva, la toma democrática de las decisiones para la firma de los contratos colectivos de trabajo y, sobre todo, una negociación colectiva libre. Esto significa que sean los trabajadores quienes tomen las decisiones de los contratos colectivos, de su contenido y ratificación. De esa manera, en la medida en que nosotros cambiemos el chip, tanto empresarios y sindicatos, mientras realmente se democraticen los sindicatos y los patrones entiendan que es a través del diálogo social, la asociación colectiva, podemos ir solucionando los conflictos y las huelgas se irán acabando. Las huelgas deberían quedar solamente como una medida extrema, cuando no haya más solución. Creo que la reforma laboral sí viene a reducir las huelgas, pero no porque pretenda desaparecer ese derecho, sino porque motiva los derechos básicos la libertad sindical y la libre asociación colectiva. PI.- ¿Todavía hay resistencias para entrar al nuevo modelo? Entrevistado.- Todavía hay algunas resistencias, no de todos, pero algunos sindicatos todavía tienen una estructura corporativa, vertical, alineada a una visión de partido político. La mayor resistencia es hacia la democracia sindical. Los sindicatos se convirtieron en un botín, en una forma de control sobre la base trabajadora porque por sus manos pasaba la decisión de los ascensos, las plazas. Se habían apropiado de ello en contubernio con algunos patrones y controlaban a la clase trabajadora. Algunos también se han resistido a reformar sus estatutos para garantizar la democracia interna, la elección democrática mediante voto libre, universal, secreto y directo de los trabajadores. Ahora las votaciones ya no podrán ser a mano alzada, tendrá que ser mediante voto libre, universal, secreto, directo e informado. Es una parte importante. La ley también prohíbe ahora liderazgos eternos, para no obstruir la libre democracia sindical y el derecho a votar y ser votado. No está prohibida la reelección, siempre y cuando no vulnere o violente la participación democrática de los trabajadores. Es decir, se acabaron los liderazgos eternos como el de don Fidel Velázquez. Esto es un gran avance, no nada más en la elección de la mesa directiva, sino en la toma de decisiones. No podrá haber convenios de revisión de los contratos colectivos, si no es mediante consulta directa de los trabajadores, sin acuerdos cupulares, y sujetos a verificación. También se empodera a la mujer, al garantizarle espacios en las mesas directivas, con participación paritaria. PI.- ¿Algo más que quiera agregar? Entrevistado.- Esta reforma va a necesitar un esfuerzo de todos los sectores involucrados en el ámbito laboral del estado, de los patrones y los trabajadores. Y, sobre todo, de los litigantes. Tenemos que quitarnos el chip de estar orientados al conflictos y participar de ese cambio de visión y buscar la solución a través de los medios alternos y solución de controversias, sobre todo prontas y expeditas en favor de las y los trabajadores. Se trata de un cambio de conciencia de todos. Si no lo hacemos, la reforma estará destinada al fracaso. PI.- ¿De verdad la conciliación puede ayudar a acuerdos realmente justos para los trabajadores o seguirán siendo desventajosos como venía sucediendo? Entrevistado.- Los derechos de los trabajadores no estarán sujetos a una negociación, sino la posibilidad de buscar una solución, es decir, buscar el origen del conflicto y a partir de ahí buscar una solución, entre trabajadores y patrones. Por ejemplo, el despido de un trabajador pudo haber sido causado por el mal estado de ánimo del patrón ese día en particular, a causa de un malentendido, pero la idea es que pueda haber una solución, el patrón asuma su responsabilidad y se reintegre al trabajador a su empleo, pagando lo que corresponda. Si no encontramos el origen del conflicto, nunca vamos a encontrar la solución. Esta se va a dar en la medida en que los actores sepan dónde se dio el conflicto. No puede ser una solución impuesta. Fin